lunes

MENTIROSOS URBANOS (II)

El sanador

Lo siento por los turistas que llegaron a la ciudad en busca de sus playas, pero agradezco a quien corresponda por la tormenta del martes 12 de enero. Al mediodía el cielo se alfombró de negro; pocos minutos después, llovió como para desalentar a Nerón. Nunca imaginé que el chofer del taxi al que subí apurado iba a regalarme la siguiente historia.

Mientras trataba de escurrirme la cara con la remera oía que el taxista maldecía en algunas esquinas. Cuando dobló por la calle Moreno me percaté que insultaba solamente en las intersecciones con semáforos. Quise solidarizarme y comenté la falta de sincronización. El conductor movió la cabeza negando mi comentario. Sorprendido ante ese gesto, arremetí contra la superpoblación de pandillas de limpiavidrios. Obtuve otra seña de negación. Ataqué entonces a los automovilistas que prefieren estacionar en doble fila: tampoco; seguía moviendo la cabeza hacia ambos lados. Continué arriesgando: ciclistas, peatones, colectiveros, gobernantes, próceres. El taxista negaba con la convicción de Pedro hasta que –cansado de mi curiosidad- dijo: “no me banco a esos mentirosos” y señaló a un hombre que iba pidiendo de auto en auto, blandiendo un papel gastado con una mano, y con la otra tomándose el pecho.

Un gallo me cantó en el cerebro al escuchar “Laburo doce horas con el culo en el asiento para hacer un mango y estos ladrones hacen fortuna en un rato mandándose el cuento del enfermito”. Y a partir de ahí, durante lo que duró mi viaje, su relato y la tormenta escuché a Juan, que tiene 49 años y un hijo, es taxista desde los 38 y vive en la zona del estadio mundialista.
Yo estoy de acuerdo con que si no tenés trabajo en lugar de robar salgas a pedir.. qué se yo… es más digno…no sé… pero no es lo mismo ser pobre que ser un mentiroso de mierda.”

Juan dice saber distinguir a un enfermo cierto de un impostor. Llevaba años estudiando a los bribones que atacan a los autos en los semáforos solicitando una compensación económica debido a alguna enfermedad, que certifican con una fotocopia que presume de diagnóstico médico o directamente con alguna extremidad vendada, cuando no la mera cara de afligido.

Descubrió la farsa por casualidad, asegura. Unos años atrás, habitualmente paraba con su taxi en la esquina de 11 de septiembre y la Av. Independencia. En esa intersección había un muchacho ciego, con lentes oscuros y bastón blanco. Cuando el semáforo detenía el transito, el joven pasaba lentamente entre los autos pidiendo dinero (lo recolectaba en una gorra) a voluntad del conductor ocasional. No le iba nada mal en la recaudación. Cualquiera de los taxistas de esa parada le cambiaba las monedas recaudadas a lo largo del día por billetes. "Juntaba más plata que yo y en menos horas", afirma Juan, "y se iba antes de que termine la tarde, caminando despacio por Independencia hacia el mar."

Una tarde, Juan accedió a llevar a su hijo a un local de video juegos “el pendejo me tenía las pelotas llenas con que quería ir a jugar a una máquina nueva que salió, esa que es para bailar, viste”. Cuando entra al local con su hijo, Juan ve que quien estaba bailando en la máquina era el ciego de la parada de taxis, que seguía las indicaciones de las flechas pantalla. “Me agarré una calentura padre, no sabés… el mismo guacho que tomaba mate al tanteo con nosotros veía mejor que yo. Nos había cagado a todos juntos”. Lo que siguió fue una escena que no llegó a la violencia porque el ex no vidente logró ver la puerta de salida antes que lo alcanzaran las patadas de Juan.

A partir de ahí, el taxista se propuso descubrir a los falsos enfermos o, como el dice: “curarlos”. La mayoría de los intentos de “cura” –hay que decirlo- no fueron pacíficos.

Con el falso afectado cardíaco terminó en la comisaría por escándalo en la vía pública; luego de un largo interrogatorio policial se logró la confesión de sanidad por parte del interrogado, que logró el festejo de toda la dependencia a quienes Juan ya les había explicado la situación.

Con el falso sordomudo, en cambio, la cosa quedó solo en insultos (en la puerta de la catedral); el sordomudo, al verse amenazado en un recoveco del hall de la iglesia por Juan, que le mostró la culata de un revolver en su cintura y lo arrinconó, sacó una preciosa voz de tenor para pedir auxilio. Como el revolver era de juguete, el altercado no pasó a mayores, aunque “hasta el obispo de asomó a ver de quién eran los gritos”.

“Ojo que no todas fueron buenas”, aclara Juan. Un sábado a la mañana, mientras llevaba a una pasajera a la terminal, pasó por una esquina en donde había un grupo de muchachos tomando cerveza; uno de ellos tenía los dos brazos enyesados, rectos hacia delante e iba pasando de auto en auto cuando éstos se detenían por el semáforo.

Cuando volvía de la terminal Juan decidió volver a pasar por esa esquina, pero esta vez optó por dejar el taxi una cuadra antes e ir caminando. A pocos metros de llegar al grupo notó que los jóvenes estaban jugando con dos tubos de yeso, que se sacaban y ponían en los brazos. Se quedó cerca, de pie, viendo como iban rotando de enyesado cada dos o tres cortes de semáforo (el enyesado saliente era el que cruzaba hasta el quiosco de enfrente y compraba una nueva cerveza con lo recaudado).

Juan jura que estaba dispuesto a retirarse para continuar con su trabajo, pero dice haber visto al entablillado de turno golpear con el yeso el techo del auto de una mujer que se negó a contribuir. "¿Pero qué querés que haga? Me volví loco y salí corriendo a encararlo. Le pegué a ese y a dos más, hasta que sentí el botellazo en la cabeza y me desperté en el hospital. Mirá, –detiene el auto; llegamos a mi destino. Me muestra la cicatriz detrás de la oreja: 7 puntos me dieron."

Ya casi no llueve cuando le pago por el viaje. Juan parece no tener apuro y me relata para terminar que la mejor que hizo fue con el paralítico del puerto. Lo estudió una semana hasta que descubrió la farsa. El aparente impedido se hacía empujar la silla de ruedas de un lado a otro por turistas, arguyendo su miseria a causa de la parálisis. Lo hacía en el paseo del puerto, junto a la banquina de los pescadores, en los días y horarios en que los paseantes se sacaban fotos con las lanchas amarillas y los lobos de mar de fondo.

Una tarde en la que el paseo estaba lleno de gente, Juan se fue acercando, confundido entre las personas hasta quedar como objeto de la solicitud del imposibilitado. Lo llevó casi de punta a punta del paseo, mientras escuchaba la historia de desgracias y padecimientos y era requerida una ayuda monetaria. Juan apresuró la marcha; trotó, corrió empujando la silla de ruedas y no lo detenían los gritos de los atónitos espectadores ni los insultos de rodante pasajero. Se le nota la alegría cuando dice que llegó corriendo hasta el borde de la banquina y lo arrojó con silla y todo al agua, cerca del borde que tiene los escalones que se sumergen “lo tiré ahí por si no sabía nadar; no lo iba a ahogar, no estoy tan loco” aclara.

Y se ríe a carcajadas ahora, mientras me cuenta que el tipo salió del agua despacio, subiendo los escalones, con las manos levantadas hacia el cielo, y caminando entre la estupefacta mirada de toda la gente "el muy hijo de puta me señalaba gritando: me curó… este hombre es un sanador”.

27 Comentaron sin empacho:

Emilio Siciliani dijo...

Martín, vivo mucho tiempo en MP, más exactamente, en Pta. Mogotes, donde tego una casita en la 71 y la 2. Siempre veo con qué violencia los tipos te obligan a que los dejes limpiar el parabrisas del coche. Una vez me calenté y le dije que no. El pendejo me tiró la yerba del mate que estaba tomando sobre el capót del auto.
Muy bueno tu relato.

Consol dijo...

Después de comer, con mi taza de café en la mano y pasando hasta el salón, decido detenerme para ver si has escrito algo nuevo. Hoy tengo suerte. Como prefiero el papel, imprimo "Mentirosos urbanos II) y me voy al sofá, me siento con mi café, aparto el libro que estoy leyendo - no por ser malo, es sólo que te prefiero a ti - y con auténtico placer voy leyendo este segundo relato.

Otra vez me has cautivado.

Agustín Marangoni dijo...

Un abrazo Martín!
Buenos relatos.

Anita la bibliotecaria dijo...

Hola Martin, vine para ver de q se trataba tu blog, pero como me dio fiaca de leer y veo q es bastante laaaaaaargo el post, lo leo mas tarde....
Besotes.....

ah! q lindo Mardel, cuando no hay turistas

Martín Aon dijo...

Emilio, qué lindo es Mogotes. Cuando le tiró la yerba del mate en el capót ¿no se la hizo limpiar con la cara?

Siberia, le agradezco tantas palabras a favor. Ya que haya gastado tinta de la impresora para leer un texto mío es mucho. Pero qué lindo es leer en papel.

Estimado Profesor... tanto tiempo sin saber de usted. Debería dejar más seguido por acá pequeñas perlas de su sabiduría. Un abrazo.

Anita, admitamos que ha sido sincera. Bien podría no haber dicho nada y listo, quedaba bien igual. La verdad que desde que entré a la republica de Bloguetia no he parado de conocer a sus ciudadanos, uno más loco que el otro. Ya me mareo un poco incluso. Me propuse recorrer sus blogs, sabe, y son miles.
Gracias por visitar esta humilde choza de palabras.

Mori Ponsowy dijo...

Dejo saludos.

babylonia dijo...

Hola! Primera vez!! Leí el relato: E P T A C U L A R !!! Así, sin "S"!!
Soy de Gonnet- La Plata Y en el centro (8 y 48) siempre había una pareja sentada en el piso con dos criaturitas y con cara de desesperación te llamaban: señorita! SEÑORITA y te pedían una ayudita pa´las criaturas, obvio, les daba, me matan los niños...pero hete aquí que un día haciendo trámites en Cpital (trabajaba allí) voy por Paraná y Tucumán y escucho: señorita! SEÑORTIA! y a quienes me encuentro: Sí a "ellos " y les digo: pero Uds. No son de La Plata??? y sigo caminando con el corazón estrujado pensando en los chiquitos...Me gusta tu blog, por supuesto que VOLVERE!!!
Beso

DudaDesnuda dijo...

Supo decir Borges: "Piensa que los otros son justos o lo serán, si no es así, no es tuyo el error"

Ahora, dejando la literatura por un ratito te comento que Juan merece aplauso, medalla y beso.

Besos justos.

Vivius dijo...

Muy buen relato, muy buen blog.
Besos,

Anónimo dijo...

Muy buen relato, este país da para todo y en todos los niveles sociales.. un caso el taxista, de todos modos.. Beso.

Martín Aon dijo...

Pero, si sabía que venían todos me planchaba la camisa.

Mori celebro la vuelta de GOMA DE BORRAR y le devuelvo los saludos.

Babylonia eso me recuerda a las ya clásicas jugarretas que se mandan ciertos padres, mandando a los chicos a pedir durante todo el día, mientras ellos -hijos de puta- fiscalizan desde la esquina. He visto con la desesperación con la que luego le arrancan a los niños las monedas de las manos. Buen, no sigo porque me calenté.

Duda, yo no estoy particularmente a favor de la justicia por mano propia más que nada porque estimo que generalmente cuando se actúa bajo ese precepto en realidad uno termina impartiendo algo más parecido a la venganza. Ahora, en este caso, creo que está muy bien, teniendo en cuenta que se descarta por entero el hecho de matar a alguien, por ejemplo.

Viviuska, mucho gusto recibirla por acá. Pase cuando quiera. Quiera seguido.

Caia, sepa que tengo agendado recorrer Hideaway. En breve andaré por ahí. Gracias por leer.

eMe dijo...

Jjajajajjaja si le conseguimos un loro como Zacarías a Juan, tenemos la dupla perfecta!!!

"Este hombre es un sanador" jajajajaja bueníiiiiisimo!!!

babylonia dijo...

Martín, recordé la peli de Jodie Foster (por cierto no me gusta nada como actúa, sólo en Nell)...

ADALBERTO dijo...

Martín, pasé por Bloguetia y vi su comentario. Así que me trasladé al blog y son muy interesantes los dos relatos de mentirosos. Espero que nos sigamos viendo.

Vanyz dijo...

Que lindo este blog...no voy a decir que escribir bien y todas esas cosas que seguro alguna vez te dijeron o te dicen y q los escritores odian que les digan, pero si, asi es.

Bs. (grax por tu visita)

Martín Aon dijo...

eMe, estoy tratando de convencer a los de Cutini para que en lugar de llevar el loro al zoológico se lo lleven a usted, que veo que le gustó mucho. Y Zacarías encantado.

Babylonia, nunca me gustó la Foster (yo la llamo así cuando me refiero a ella en la verdulería).

Adalberto, graciar por sus comentarios. Claro que nos seguimos cruzando. Faltaba más...

Doña Vanyz, lindos los rodeos para decir lo que no quería decir ni yo quería que diga. Y por lo de la visita, gracias a usted.

Sigma dijo...

Un gusto entrar en la choza... gracias por los mates eléctricos...y con respecto a Juan: que tipo ríspido!.... Saludos!

Martín Aon dijo...

Sigma, qué alegría me da encontrar un comentario suyo en este ranchito.
Estaba pensando el otro día en publicar el cuento para el cuál usted hizo un dibujo ilustrativo muy bueno; voy a abolir el texto y pondré sólo el dibujo.
Igual, sepa que otra ilustración suya está posteada en la poesía IMPERDONABLE
de Alejo Salem, acá en este mismo monoambiente.
Bienvenida y no deje de volver.

Sigma dijo...

Abolición del texto??? tendré que encadenarme en la puerta de éste monoambiente,no se lo permito Aon...!permitanos usted, esa lectura...Saludos!

Anónimo dijo...

Martín, no posteo en un blog para que alguien visite el mío, le diría que no vaya asi se ahorra tiempo. A partir de ahora le posteo sin link, asi no se ve en la obligación. Saludo.

Martín Aon dijo...

No querida Caia, no me supe explicar.
El tema es que desde que frecuento la República he dado con una importante cantidad de blogs que me llamaron la atención. Son tantos, que anoté los que más me interesaron (Hideaway es uno de ellos).
Mi falta de tiempo hace que los vaya viendo poco a poco. No me gusta entrar a un blog y ver solamente el último post, me comprende?
Por eso le respondí que el suyo está entre los que me interesan; no es por mera reciprocidad sino por interés.
Perdone si me expresé mal; la medicación me pone así.
Un beso.

Martín Aon dijo...

Sigma, habiendo tantas causas nobles por las cuales encadenarse...
No vale la pena gastar ni en candaditos de alcancías por ese texto, se lo aseguro.

eMe dijo...

Dele Martín, haga la gestión para que Zacarías venga a mi casita.

Prometo cuidarlo de Chirola y López.

Qué grande Zacarías!!!

Diego Dave dijo...

Sin empacho jaja

Que bien se siente que apenas al crear un blog, alguien te comente y te de la bienvenida... me siento renovado

Y eso que ayer me estaba dando la cabeza contra la pared porque me pelee con mi novia y no tuve oportunidad de despedirme de ella, fue todo por msn... Pero eso es otro tema (Coming Soon... en tu blog amigo... el del pato criollo)

Anónimo dijo...

A la mierda! Te hacía desaparecido en acción.

¿cómo hago para leer TODO esto?

ay, ay, ay... me complicás el día, che.

Martín Aon dijo...

eMe mire que el loro habla hasta por los codos, eh.

PatoCriollo bienvenido. Usted tiene el mérito de haberle adjudidcado a la entrañable Luc la categoría de Etiqueta Blogger. No es poco mi amigo.

Querida Luc me disculpo por darle tanto trabajo. He prometido comprar, leer y criticar su libro y así lo haré. Usted, en tanto, soborne.

Martín Aon dijo...

NOTA DE ÚLTIMO MOMENTO PARA LUC

Acabo de comprar SU libro.
Felicitaciones, se ve muy bueno. Veremos qué tiene adentro.

Aon, lector de LUC