jueves

DESTINO ATORMENTADO




Este cuento breve es posteado porque fue uno de los 3 que más me pidieron por mail desde la vuelta del Blog. Acá va.




DESTINO ATORMENTADO

En el interior de la modesta construcción de madera –sobre el llano-, el temor se precipitó al advertir la oscuridad que acababa de cubrir el cielo matinal. Por detrás de la montaña se alzaba la tormenta, mostrando una lúgubre pared, atravesada intermitentemente por destellos lumínicos que prometían quebrarla y hacerla caer sobre el valle, aplastándolo.

Durante los exacerbados preparativos de último momento descubrieron que faltaba. A la segunda revisión ya no quedaron dudas de la ausencia. Pese a que afuera el viento castigaba a latigazos, él no vaciló; tras dar unas indicaciones de perogrullo a su esposa, salió corriendo en dirección al monte (sitio en donde mucho tiempo atrás lo había encontrado, agonizante, merced al ataque de otros animales).

Luchando contra las coléricas ráfagas que lo embestían, debió aferrarse a un arbusto espinoso, que le rasgó la piel. Con más convicción que fuerza fue hacia donde su intuición lo guiaba, asiéndose de cuanta saliente encontró. Finalmente, llegó a dar con él: a poca distancia pudo verlo; allí estaba – en un claro- bebiendo agua de la vertiente que drenaba desde el corazón de la montaña. Sus cuatro patas parecían apenas tocar el piso rocoso. Su pelaje blanco y largo se ondulaba al son del viento. Luego de beber, alzó su peculiar cabeza y encontró la mirada exhausta de quién lo buscaba.

Se acercó lentamente, con su paso armónico. Lo primero que el hombre percibió fue el hocico aun mojado, y luego la tibieza de la lengua suave que le lamía la sangre que todavía emanaba su mano. Creyó notar que el contorno del animal resplandecía. Se miraron, admirándose. Un impetuoso trueno interrumpió la mutua hipnosis silente. Debían volver. Algunas gotas de furia fría cayeron desde el tenebroso firmamento, obligándolos a militar la premura. Esta vez, el viento favoreció la corrida, aunque la lluvia intentó lacerarlos.

Un ensordecedor estruendo hizo temblar la tierra. Él logró ingresar a la construcción, mientras que el animal, aturdido por el rayo, corrió en dirección al monte, internándose en el centro de la tempestad. Temblando vio como su inigualable ejemplar, de patas inmaculadas y lomo brillante, ese que bebía de su sangre, ese ser único con un extraño cuerno en la frente, se perdía entre los rayos.

Apretando el dolor con sus puños, quiso ir nuevamente a buscarlo, pero se detuvo al oír la voz de su mujer, que tomándolo por los hombros le decía:

- Está bien así. Vamos, ya es tiempo de cerrar la compuerta, Noé...

7 Comentaron sin empacho:

Vivius dijo...

Muy interesante relato.
Por algo el unicornio no tenía que subir al arca, porque no tenía una unicornia!:P

Consol dijo...

Estoy un poco pachucha, así que tengo excusa para terminar un poco antes mi trabajo. Miro tu blog. ¡Qué grato, otro cuento! Y lo imprimo y me voy a mi sofá con mi mantita de los perritos - la tengo hace años y al tener como dibujo unos perritos siempre la llamo así - y mi café y me apoltrono cómodamente para leer sin prisas. Como siempre no me decepcionas. Otro fantástico cuento que guardaré como un tesoro.

Martín Aon dijo...

Viviuska, bueno, es posibilidad, una teoría que nadie puede negarme. Gracias por compartirla conmigo.

Siberia, usted hace una ceremonia hermosa: sofá, café y lectura sin prisa. Eso es un placer. Como lo es saber me incluye en ese Ritual. Muchas gracias.
Un abrazo fuerte y que se mejore.

Y este comentario es para mencionar a Luc que me convirtió en NOTICIA DE ÚLTIMO MOMENTO.

Unknown dijo...

Buenísimo el cuento

Quien se imaginaba que era sobre noé...

Y sentite alegre, sos noticia

Diego Dave dijo...

Por las dudas... yo soy diego :)

Erne dijo...

Una de las cosas que más me gustan de tu forma de contar es que hasta la última línea mantienes el suspense.
Un placer volver a leer estos relatos.

Martín Aon dijo...

Diego/PatoCriollo, me siento alegre; acostumbro ser una mala noticia.
Gracias por leer.

Blanca Un placer para mi saber que siempre anda por acá leyendo a un tal Aon; usted no se espanta fácil.