viernes

FARO DE VOZ



Ahora que el silencio aparente lo rodea, libra una muda batalla contra la invasión del sopor. Afuera llueve; adentro no, pero en la habitación hay un charco amargo, debajo de él, que ya ha recorrido su cuerpo, desbarrancándose.

La luz ingresa por la ventana, cuyas cortinas han encontrado hace tiempo reposo en el piso. La visión es tan difusa como la decisión a tomar, como la línea de llegada (o de partida), o como el recuerdo del beso impersonal que recibió horas antes.

No hay explicaciones posibles. No hay excusas. La culpa compartida es una idiotez inventada por los libros, o por los cobardes que jamás se atrevieron a admitir que la imbecilidad es divisible solamente por uno.

Está solo y sabe que ha llegado la hora de optar. Con las manos mojadas intenta en vano tapar sus oídos. Lo que repentinamente interrumpe el silencio no proviene desde afuera de su humanidad.

Andate refutando esa quietud que te describe;
demostrando que no hay pereza que aluda a tu destino;
que tu fortuna es estática pero no está cerca;
que contra tu voluntad móvil no hay raíz que se empecine...


La confirmación de que su elección es en sí un acto denodado, necesita llegar de la mano de una acción similar inmediata.

Fluctúa.

El camino a seguir es incierto, pero la obligación es apremiante, y no menos cierta. Piensa que no le hará falta ni brújula ni equipaje; alcanza con un poco de fe en la sombra de una actitud, o con la suela de una duda convertida en certeza a los golpes.

Lejos de ese momento quedaron sus planes iniciales, orientados a sus sueños. Lejos, quién sabe cómo, tal vez vuelva a soñar.

Recuerda las burlas reiteradas que recibió en cada oportunidad en la que falló. El triunfo –le decían, mofándose- es para los que lo merecen. Pero él sabía que se podría ganar incluso de formas insospechadas, y que no estaría derrotado por completo sino hasta que muriera (aunque también se muere, a veces, de formas insospechadas).

La tormenta se hace cada vez más intensa; la urgencia y esos dictámenes, también.

Andate siguiendo el borroneado mapa sin cruz;
buscando ficticios tesoros insepultos;
hallando cofres vacíos en la superficie de tu propio desdén.
Andate si acreditan tus logros sólo a la demora del fracaso.

Admite que hace tiempo que no logra enderezar su suerte, aunque cree (o creía) que tampoco es para tanto. Si bien se está acalambrando de andar mal, confía en lo efímero de ese estado, y se niega a aceptar –como le han dicho- que su vida es una perpetua ruina. Sin embargo, su vanidad no le permite evitar un pensamiento: ¡cuánto van a lamentarse cuando él ya no esté!.

Desde chico se convenció que su ausencia sería la desdicha de todos los que conocía. Siempre creyó (aunque nunca lo dijo abiertamente) ser el centro de atención. Y en verdad que por momentos lo fue, aunque no en todos los casos por motivos agradables.

Supone que pensar eso, ahora, responde a que su sistema de defensa está aplicando una estrategia para recuperar un poco de su amor propio, indignamente expropiado. A ese método de resguardo también atribuye las órdenes que empiezan a sonar en su cabeza, para darle un cartel de imprescindible.

Andate, así suspiran aliviados los maridos;
sollozan en secretos las esposas;
maldicen en silencio las amantes;
se aburren y fabulan los porteros...


Un relámpago saca una instantánea que le demora el latido correspondiente a ese momento. Una picazón fría le eriza la espalda cuando el rayo por fin se incrusta en alguna iglesia o edificio de la zona. Sonríe levemente al pensar que quizás el destino ahora quiso tomarle una fotografía a él, a su marioneta (la sonrisa es porque siempre afirmó que lo único que el destino se proponía era matarlo, y que lo manejaría hasta lograrlo).

En el aire flota una densa nube que emana un aroma que le recuerda su infancia, cuando se cortaba la luz por algún cortocircuito, dejando durante varios días ese atípico perfume eléctrico.

Las palabras, de pronto, lo arrancan del pasado y lo traen en el tiempo; arremeten sucediéndose dentro de él, ingobernables y sonoras, nítidas.

Andate a decapitar títeres, sabiendo:
que el retorno será una gran parodia;
que el destino es un invento;
que su inventor no volvió...


Ahora, afuera llueve en hebras austeras, que se pegan contra el sucio vidrio de la ventana. Enciende el último cigarrillo que queda en el atado. Paladea el humo y sus momentos finales en esa habitación; camina por ella. Cavila por Ella.

Una idea irrumpe desde su lado más salvaje, pero la descarta. Prefiere, en ese orden de pensamientos bárbaros, culminar su estadía con una fogata de recuerdos en la cama, y que el viento termine el trabajo con el resto de la casa, de las casas vecinas, con el mundo entero.

Como siempre, su parte aplomada prevalece por sobre cualquier reflejo primitivo, y decide que el mejor mensaje de dignidad es también una retirada sin reproches ni fuegos artificiales.

Mira por la ventana, tratando de adivinar su norte. Algunas lágrimas quieren ir a encontrarse con las gotas que se arrastran del otro lado del vidrio. Tiene miedo, pero con un ademán desempaña su costado impertérrito, cuando luego de dudar vuelve a escuchar el eco que repite:

Andate y no te detengas a confirmar tu sombra,
ni te demores alineando tus velas hacia las ráfagas
(hace mucho que la tierra no es plana,
y después de algunas curvas la vida te pisará los talones).


En un modesto alarde final, deja sobre la mesa el encendedor que recibió como regalo en su cumpleaños pasado, y las llaves.

No deja, sin embargo, nota de despedida, ni masculla insultos de ninguna índole; ni siquiera siente deseos de reciprocidad. Saber perder, al fin y al cabo, es una dolorosa manera de anotarse un punto (tal vez el del honor) en el vapuleado tanteador de su dignidad.

Se coloca el impermeable para encarar la suave lluvia que ahora cae tamizada. Empieza a oír un leve murmullo. Es la hora.

Unas pocas lágrimas intentan emigrar antes que él. Las deja salir libremente, sabiendo que además de orgullosas, son impacientes.

Durante unos segundos se queda en el umbral, pensando en que el camino será indefinidamente extenso y desconocido. Un viaje en el que sólo cuenta consigo. Una peregrinación sin vuelta con pasteles. Un recorrido sin dispensas para el recuerdo ni la melancolía.

Cierra su campera hasta arriba, guarda las manos en los bolsillos y se larga a caminar, mientras escucha, una y otra vez, ese faro de voz que desde su interior le reza...

Andate, que yo te prometo que
la tierra jurada será la que estés pisando
cuando decidas darle fin al éxodo
al que te condenaste porque ella te dejó.


39 Comentaron sin empacho:

Alejo Salem dijo...

Vamos de nuevo:
Si publicaste este relato para hacerme admitir tu brillante calidad literaria...
Puta madre, lo lograste.


Saludos con la mano izquierda.

Enigma dijo...

Es un relato excelente Martín. Me dejó pensando en el abandono, en las penas de amor, en el desencanto que tenemos a veces con nuestros seres queridos, y en la forma adolescente de fantasear con que los demás van a sufrir nuestra ausencia. Y luego, recuperarse al darnos cuenta de que no somos tan importantes como creíamos para quien queríamos.De todas maneras, levantarse luego de perder un gran amor (seguido de una mala racha donde parece que todo está mal, o a la inversa) no es quizás la lucha más difícil que tengamos que librar. La tarea de atravesar la propia desilusión y la sensación de fracaso, puede ser más complicada y llevar mucho más tiempo.Insisto en que ud. crea climas verdaderos, y que la belleza descriptiva se derrama de sus relatos.
Feliz día del escritor!!

María dijo...

siempre me impactan tus comentarios, tu manera detenida de leer el estornudo

Republica dijo...

El destino como fotógrafo asesino me ha encantado...todo lo demás no tiene precio.

ADALBERTO dijo...

Martín, muy bueno su relato, pero destaco y comparto el párrafo: "Como siempre, su parte aplomada prevaleció por sobre cualquier reflejo primitivo y decide que el mejor mensaje de dignidad es también una retirada sin reproches ni fuegos artificiales."
Saludos. Adal.

Emilio dijo...

Martín: leyendo el relato siento que se pueden compartir reacciones similares ante determinadas situaciones.
Saludos.

viruta dijo...

hay días
hay circunstancias
hay textos
que provocan ganas
extraordinarias
de arropar y ser arropados

Consol dijo...

Magnífico relato, maravillosamente escrito. Anoche, en mi cama y con mi café lo leí despacio, en papel impreso - ya sabe como siempre - Le confieso que alguna lágrima se me escapó pensando en el abandono y el desamor que tan magistralmente describe y que me hizo verme en ciertas ocasiones retratada.

Gracias Martín.

Martín Aon dijo...

SALEM, me cuesta creer en lo que dice. Creo que detrás de sus palabras se viene otra de las suyas. O se está por morir (como todos).
De cualquier manera, le agradezco. Y le repito el saludo por el día del escritor.

ENIGMA. Para mi es así: uno escribe lo que puede, tratando de que sea, sino bueno, al menos digno. Lo que luego sucede con eso, es responsabilidad de quién lo lee.
Sus reflexiones superan mis módicas expectativas respecto al relato.
Me sorprende y le agradezco.

MARÍA , lo que a mi me sorprende es recibir un comentario suyo acá. Solía esperar alguna respuesta en su blog, que nunca llegó (no la culpo, yo no me respondería a mi mismo).
Gracias por aparecerse.

REPÚBLICA, me alegro que le haya gustado, Señora República. Como dijo Salem, no quisiera tener un entredicho con alguien armado.

ADALBERTO, como quien dice: violín en bolsa. Yo también firmo eso.
Un abrazo.

EMILIO, sin dudas se pueden compartir.
Le agradezco que haya venido a leer y a compartir a esta choza.


VIRUTA, los hay, ciertamente.
La palabra arropar contiene una calidez que trasciende la del mero verbo. Arropar es entrañable, amiga Viruta.
Saludos con poncho para usted.


SIBERIA, gracias a usted, Siberia, por repetir el error de leerme. Estimo que llorará por eso (lo digo yo antes de que aparezca Salem y lo mencione).

Vivius dijo...

Sabe perder, al fin y al cabo,es una dolorosa manera de anotarse un punto (tal vez el del honor) en el vapuleado tanteador de su dignidad.
Me quedo con esta oración estimado Martín. Cómo siempre sus relatos son cautivantes y dolorosamente tristes los últimos dos.

María dijo...

o serán historias similares. te agregué al MSN

principio de incertidumbre dijo...

saludos, martín.


(perdón el comentario corto)

Anita la bibliotecaria dijo...

Guau, q lindo relato.

Es muy agradable leerte, y ademas un placer.

Cariños al agua salada q la extraño.

Martín Aon dijo...

VIVIUSKA, vaya coincidencia. Yo también creo que me quedo con esa frase.
Admito la racha de textos tristes, que en breve revertiré con una saga que le adeudo a Irene.
Igual, hay que reconocer que lo triste es en muchos casos más real que la dicha (y menos empalagosa).

MARÍA ¿usted tampoco se respondería a sí misma?. Yo, incluso, no me dirigiría la palabra si pudiera evitarme. Pero acá me ve, soy a pesar mío (y de casi todos).

LORENA, gracias por pasar a saludar. No tiene que disculparse por la brevedad, muchacha.

ANITA, qué bueno verla por acá.
El agua salada no se la recomiendo con esta temperatura que hace últimamente.
A esta altura del año, mejor el agua termal.
Gracias por leer.

Republica dijo...

Tristes armas, si no son las palabras, tristes, tristes (Miguel Hernández)

babylonia dijo...

Impecable Aón...como seimpre retratando el alma...Beso

eMe dijo...

"(hace mucho que la tierra no es plana, y después de algunas curvas la vida te pisará los talones)."

Para no ser menos, yo también elegí la frase que me llevo conmigo.

Felicitaciones Martín. Hasta sería capaz de perdonarle lo de Zacarías.

DudaDesnuda dijo...

Ay, nene... tarde comprendí que una de las peores condenas son las que nostros mismos nos imponemos, sobre todo cuando gustamos ser nuestro peor enemigo. Por eso tuve la delicadeza de mandarme a la mierda y no cumplir la condena. Que la cumpla cadorna.

Besos y rajes.

Martín Aon dijo...

REPÚBLICA armas al fin.

BABYLONIA gracias por venir a leer un rato. Usted siempre tan amable. Permítame convidarle un mate.

eMe de Música, me mata ese pajarraco con cara de sorprendido y resignado.
Llévese todas las frases que quiera, eMe. Para mi es un honor.
Además, así gano un poco de tiempo porque Zacarías, con este frío, no quiere salir.
¿Vio que sensibles son las aves, no?

QUERIDA DUDA. “Qué la cumpla cadorna” ... tal cual.
Soy proclive a desoír las propias penitencias.
¿Penitente? No, yo no: ¡Cadorna!

Irene dijo...

Aunque vine en silencio y de incognito, echo de menos no dejarle mis respetos y mi admiracion (aunque esto ya se lo dije por otro medio).
Me deja pensando sobre el abandono, el amor q se pierde..quien no lo ha vivido.
Y sobre el sentirse el centro del mundo...Como siempre ud y sus relatos me llenan de alegria y pq no, de reflexiones. Q mal no vienen, por cierto.
Ud sabe cuanto lo aprecio, verdad?
No lo olvide.

eMe dijo...

Sí... muy lindo el "bicho" con cara de sorprendido :( pero me lo secuestró el zoo :(

Irene dijo...

MARTIN, amigo ausente sin aviso y presente en mi memoria...se q anda de raid laboral. Espero q este bien.
Besos muchos!

Alejo Salem dijo...

Como era de esperarse, el regreso de Martín Aon a la red iba a deacaer casi en el mismo momento de comenzar...
Cuánto duró la afluencia de comentarios y la actualización del blog?
15 días? Un mes?
Demasiado.
Enfrente la realidad, amigo.



Saludos pesarosos.

Irene dijo...

Alejo, ya q es tan amigo, pq no cuenta como anda Martin?? Digale q se lo extraña. Gracias

Alejo Salem dijo...

Vea, Irene...
Si bien soy amigo del tal Aon, no se trata de una amistad convencional.
La nuestra -la amistad, digo- está basada en el principio de Máximo Respeto -filósofo oriundo de la ciudad de Batán, cuyos restos aùn vivos se pueden encontrar en el Club La Avispa de lunes a sàbado a partir de las 20hs.-, quién dijo: no me rompan las pelotas.
Martín Aon y yo procuramos, desde hace años, llevar adelante nuestra amistad siguiendo esta consigna, motivo por el cual solemos no frecuentarnos durante meses, si las circunstancias lo requieren.
Asi las cosas, si quiere saber como anda, preguntele usted...
A mi, la verdad, no me importa.

Irene dijo...

Alejo..mire, le voy a ser sincera: no me gusta como me escribe ud. Lo respeto pq es amigo de alguien q me cae estupendamente bien. Y esa persona es Martin. Yo jamas le pedi que me contara sobre la vida privada de su amigo. Solo pregunte si sabe algo de el, ya que hace rato que no lo veo, ni contesta notas. No intente encontrar maneras rebuscadas ni dobles discursos en las preguntas q le hice. Y hace bien en no violar pactos. Igualmente jamas se lo pediria. Saludos.

Alejo Salem dijo...

Ay, Irene...
Permítame opinar que, en todo caso, puedo no gustarle como escribo -lo cual la coloca en la lista de la mayoría-. Pero no como le escribo, dado que en ningún momento le falte el respeto ni me extralimité en el trato.
Si usted es Emo o muy sensible o algo por el estilo, trataré de dirigirme a usted en términos menos formales a fin de que no se sienta tan así.
Pero volviendo a lo nuestro, usted me convidó a que le cuente "como anda Martín", con la premisa de que "soy tan amigo".

Si el propio Martín Aon, pienso, estuviere interesado en que alguien -usted, yo, su caterva de amigotas- se enterare en qué anda, ya lo sabríamos, créame.

Usted, sin embargo, me cae bien. Se le nota la inteligencia.

Le dejo un beso, sin compromiso.

Saludos al borde del respeto, pero del lado de acá.

Irene dijo...

Alejo, no crea q soy tan sensible en terminos ciberneticos...nada q ver..al contrario soy bastante dura y nunca me enojo y ni me pongo a lloriquear. Fuera de la pc, es otra cosa, pq son otros matices que manejamos. Y los vinculos se manejan de otras maneras.
Ud escribe de manera un poco despectiva, como al descuido en este sitio.
Le confieso que me gustan sus poemas, y no lo conozco mas que de verlo por aca.
Ud tb me parece inteligente.
Y no le voy a faltar el respeto pq queda feo... y no viene al caso q cometa tal atropello.
Le mando muchos saludos.

Alejo Salem dijo...

Irene : sepa que mi estima por usted va en ascenso, antes que nada.
No se equivoca cuando califica mi estilo en la rama de lo despectivo, pero si cuando lo adorna como al descuido.

Si bien la persona conocida como Martín Aon merece todo mi respeto, su obra literaria -y por extensión, este sitio- muchas veces hace aguas (mayores y menores). Pero trate de comentárselo porque lo puede tomar a mal y mandarme -otra vez- un par de matones a pegarme un rato.

Ya lo ve, nos hemos quedado solos. Puede usted faltarme el respeto cuanto quiera.

Saludos con el sombrero en la mano y enarcando las cejas con la cabeza ligeramente gacha.

Irene dijo...

Bueno, ud esta presentando a su amigo Martin como un maton a sueldo, o sin sueldo pero con ganas de amedrentarlo. Eso de las visitas para castigarlo, me esta tentando a mi. Le robare la idea a nuestro Martin, pero yo soy mas humanitaria y lo ire a visitar al nosocomio en caso de que quede en terapia intensiva.

Esa acusacion de que ud escribe "al descuido"...le pido que me perdone. Ud es terriblemente cuidadoso y despectivo y sabe bien lo que hace.

Ud tambien me cae cada vez mejor....es mas, hasta me sonrio al ver una lineas dirigidas hacia mi.

Le mando un beso, con una casi reverencia. No total, pq no quiero que lo gane la pedanteria en su corazon.

Alejo Salem dijo...

Ay, Irene...
Usted me confunde. Cuando leo sus lìneas se me ocurren muchas respuestas...

Primero, voy a insistir con algo que salta a la vista: ya nadie visita este lugar, cosa que confirma mis teorías.

Segundo, y permítame refutarla, el tal Aon no es un matón a sueldo. Sus ocupaciones -que podemos calificar de vagas- le impiden romperme las piernas por su cuenta. Prefiere enviar sicarios abonados sabe dios con que oscuros dineros.

Tercero, otra vez debo negarla: la pedantería es, lamentablemente, una de mis más arraigadas y combatidas caracterísicas. Eso sí, siempre acompañada de notorias insolvencias. (Confieso que de vez en cuando me jacto de alguna de ellas, lo que me convierte en un soberbio pelotudo.)

Si le parece bien, en cuanto sea una mejor persona, le aviso -no le vaya a preguntar a Aon, porque el no cree que tal cosa pudiera pasar-.

Saludos ayunos de toda ironía.

Irene dijo...

Alejo, mi ya estimado Alejo...

Nuestro Aon ha confesado en un blog amigo que el se dedica a la plomeria, asi que el no necesita de sicarios. Con una llave inglesa hace maravillas en sus piernas dejandolas inservibles para el resto de su vida. Pero no le demos ideas nefastas. Ud cuidese si?

Intente no llamarse "soberbio pelotudo", y jactese de sus cualidades que no son pocas, pero si inadvertidas por cierto, ya que hasta ahora no he reconocido alguna. Confio que con el tiempo no solo podre ver sus virtudes...y hasta puedo llegar a quererlo. Pq no??

Y mire, es verdad...este sitio esta poco visitado ultimamente. Pero no creo que sea por falta de encanto del blog, sino pq el amigo Aon ya no pernocta. Es como una relacion amorosa: a los seis meses pasa el fuego, el enamoramiento y lo damos todo por hecho.
En fin, espero que todo vuelva a la normalidad.

Alejo, le he visitado el sitio.
Reconozco que su discurso me ha llevado hacia su refugio.
Pero no crea que dejare de chicanearlo. Me gusta el fuego cruzado.

Besos furtivos.

Martín Aon dijo...

Bueno, veo que uno no se puede ir unos días a Europa sin que eso traiga consecuencias.
Procuraré descansar más cerca para volver antes de que se agarren de las mechas.

AMIGA IRENE, un gusto volver a saludarla.
Vea, le recomiendo que no entre en el jueguillo de palabras de Salem.
Él hace el ingenioso acá –digamos que le sale bastante bien- para no aburrirse en su propio Blog (por cierto, el Blog de Salem debería llamarse Eco, desierto o directamente arrorrominiño).
Salem es un tipo raro, Irene, y tal vez para mostrarle algo de afecto primero la despedace.
Ahórrese los malos momentos.
Ahora, en otro orden de cosas, le comento que mañana publicaré el texto que le comenté, no sé si lo recuerda, acerca de la soledad, en el que verá algunos rasgos de Salem que ya sospecha.
Le agradezco que siempre ande por acá. A partir de mañana retomaré mi actividad en este y otros blogs, como es habitual.
Un beso.

Salem, sé que todo esto ha sido para evitar la publicación del texto: LA SOLEDAD. No lo logrará, amigo.
Ah, lo de la amistad nuestra nunca estuvo mejor definido que como lo dijo usted. Comparto sus palabras y le hago recíproco eso de “a mi no me importa”.
Lo de los matones, sabe que no es mi estilo. Lo mío es el terrorismo psicológico, ya que no amoroso.

Irene dijo...

AMIGO AON!!

Primero: que alegria volver a verlo, sinceramente. Lo eche de menos.
Segundo: dejar el blog en manos de Salem, si bien no es lo mejor,tan mal no estuvo. Se encargo de ahuyentar a los visitantes, y no le rego las plantas. Pero es fue todo. De todos modos, sirvio para conocerlo mejor, aunque ud sabe...nunca se termina de conocer bien a nadie.

A mi me parece q Salem es pura cascara, grita pero es un tierno.
Dejelo, no lo castigue con la llave inglesa. Seguramente nos haremos amigos en cualquier momento y nos reiremos de estas pseudo escenas de pugilato verbal.

Le agadezco que se haya acordado del post sobre la soledad. Lo leere con fruicion. Ud sabe lo que me gusta visitarlo, lastima que cada tanto se me va y no contesta mis llamados. En fin, con saber que ud esta bien, me doy por satisfecha.

Besos, amigo...lo veo pronto.

Y tb un beso a Salem...aunque mucho no se lo merezca.

eMe dijo...

Irenita dejá de pelearrrrrr!!! ;)

Cuack

Zacarías es mío, mío, mío!!!

Irene dijo...

Ufa con Zacarias jajajajajajaa!

Para cuando el post???

Martín Aon dijo...

AMIGA IRENE, gracias.
Déjeme aclararle algo: no dejé el blog en manos de Salem justamente porque lo conozco. Lo único que dejaría en sus manos es una granada a punto de detonar.
Ya se viene el texto que le prometí.

EME de MOZA, no me lo va a creer pero Zacarías se resfrió y tiene que guardar estricto reposo. Justo que se lo estaba por enviar.
Le mando igual un chimango, que es bastante parecido.
Gracias por pasar, querida eMe de muchísima.

Erne dijo...

Un abrazo Martín.
Te dejo las palabras de Alejo:

"Vamos de nuevo:
Si publicaste este relato para hacerme admitir tu brillante calidad literaria...
Puta madre, lo lograste."

Saludos a los dos y por favor que vuelvan las páginas del Concepto y aquel foro tan chulo donde lo pasabamos tan bien hasta que llegó el Comando y lo estropeó.

Os quiero

Martín Aon dijo...

Muchas Gracias querida BLANCA